AURORA, 55 años. Administrativa
Pilar te felicito por tu manera de plantear las clases de yoga y la incidencia que haces en la respiración. Recurro mucho a la respiración en los momentos de ansiedad que me causa la menopausia. Cuando uno menos se lo espera, ahí está Pilar diciendo “respira, respira…”Y también el tomar consciencia de nuestro cuerpo en cada ejercicio que hacemos: “qué siento aquí, qué me produce” y la incidencia que haces en el “no forzar, hacemos lo que podemos, no te exijas más allá.”. Haces hincapié en que cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje: “no miren al otro, estate en ti”. Para mí a veces el yoga se ha convertido como en una competencia con el otro o conmigo misma: “tengo que llegar a esto, tengo que alcanzar lo otro, la postura de nosequé…” No, no, no. Todo lo contrario. Tus clases me ayudan a integrar y aplicar el yoga en la vida. Me ofrecen herramientas para el día a día.
NINA, 64 años. Maestra jubilada
Me encuentro mejor cuando voy a tus clases. Las traes muy bien preparadas y nos tratas a todas con mucho cariño, permitiendo que cada una avance según su condición física y experiencia. Siempre me he sentido muy a gusto en tus clases a pesar de que hay días que me cuesta ir porque me levanto con muchos dolores.
MILA, 54 años. Técnica auxiliar de enfermería
Tus clases a mí me aportan muchos beneficios, no sólo físicamente porque noto que mejoro en el día a día los problemas que tengo con mi artrosis y mi musculatura, sino también me ha ayudado a recordar la importancia de la respiración y del aquí y el ahora en situaciones de enfado y de estrés. La reflexión del respeto al cuerpo, el quererse uno, el no obligarse, y como tu bien dices no hace falta tanta posturita…
ISABEL, 61 años. Maestra jubilada
El Yoga practicado contigo me ha beneficiado en mi movilidad y elasticidad en general. En cada sesión noto que voy más allá y cada vez con menos dolor y más placer. Cuando empecé hace 5 meses tenía un intenso dolor de cadera, contigo aprendí a visualizarlo y aceptarlo. Poco a poco a través de los ejercicios tuyos notaba cómo mi dolor se sanaba y así hasta desaparecer. En 2014 me rompí tres costillas y ahora respiro más hondo que antes y al estirar la molestia ha disminuido. En los momentos de estrés o ansiedad hago tus ejercicios y trato de crear tu ambiente, con música, luz tenue…me ayuda mucho. Contigo aprendí a centrarme en el presente, a convencerme de que “todo está bien y ahora no me va a suceder nada”. Trato de mantener la paz que consigo contigo en clase.
ISRAEL, 45 años. Dependiente de almacén.
Yo me inicié contigo y fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. A mí me aporta paz, me siento bien conmigo mismo y me hace ser más consciente del momento presente. Me hace sentir vivo. Además, contigo aprendí a respirar. También aprendí que si no lo intentas no sabes lo que puedes conseguir. La diferencia de otras clases de yoga es el amor que pones en las clases, o yo lo percibo así. Eres puro amor y eso lo transmites en las clases, seguramente porque amas lo que haces. Y a mí me llega.
NÉLIDA, 73 años. Funcionaria jubilada.
Sobre tus clases de yoga te diré que los beneficios que me aportan son muchos. Particularmente y después de la enfermedad, es como una terapia complementaria. Me ayuda a fortalecer mi cuerpo y mi mente. La diferencia del yoga que tú nos das con respecto a otros, es la continuidad de esas buenas preguntas y reflexiones de cómo nos sentimos interiormente, siempre recordándonos de ser conscientes de nuestra respiración y saber agradecer. Por todo eso elijo seguir asistiendo a tus clases mientras me sea posible.
MARGARITA, 52 años. Técnico de Administración General
Mis clases particulares con Pilar es la mejor inversión que he hecho, para mi persona, en mucho tiempo. Su forma de instruir sobre cada ejercicio hace que la sesión sea fluida y con el grado de intensidad adecuado a los progresos que voy alcanzando. El espacio en que realizamos las sesiones es sumamente acogedor y positivo, todo impregnado de su forma de ser, por lo que con solo acudir ya me siento a gusto y con ánimos de dar lo mejor de mí al 100%. Cuando finaliza la clase me llevo una sensación de bienestar física y mental incomparable.