¿Miras o Admiras?
Cómo Convertirte en el Artista de tu Vida
Describe el lugar donde te encuentras en este momento. Tan sólo limítate a describir lo que ven tus ojos. Si estás en una habitación, en la oficina, o en algún medio de transporte. Date cuenta de cuál es su tamaño, si estás con más personas o tú solo, si es de día o de noche, y qué cosas hay a tu alrededor.
Ahora imagina que eres poeta y haces un poema para describir el mismo lugar donde estás. O imagina por un momento que eres un pintor y quieres reflejar en tu lienzo este espacio y lo que hay en él.
Seguramente, el resultado de ambas descripciones será muy diferente. En el primer caso, los únicos que intervienen son los ojos. En el segundo, como poeta o pintor, también participa el corazón.
Y es sólo gracias a ese equipo fabuloso que conforman el sentido de la vista junto con el sentido de la emoción cómo en multitud de ocasiones nos podemos permitir degustar con lengua de sibarita nuestra propia vida y podemos alcanzar así fogonazos de felicidad.
En un montón de ocasiones anteriores ya habrás oído eso de que “la realidad es relativa” y de que todo “depende del color con que lo mires”. Por eso, por ejemplo, cuando llueve hay personas que lo celebran y otras que se cagan en todo. Pero también, por esta razón, dos se van al mismo viaje y uno puede volver sintiéndose una persona nueva, cambiado interiormente por las maravillas de todo lo que ha visto y aprendido, y el otro simplemente sabe citar de memorieta los monumentos turísticos que ha visitado, sin que el viaje haya tocado otras áreas más profundas de sí mismo.
Y yo creo que la Felicidad está muy relacionada con esto, con saber empaparte de lo que vives a diario, no sólo con los ojos sino también con el espíritu.
Me siento más feliz cuando sé convertir cada experiencia en una obra de arte. Cuando encuentro poesía en las cosas más banales. Cuando miro con el corazón y no sólo con los ojos.
Y esto es, sin ir más lejos, lo que hacen los artistas: ver la realidad más allá de las apariencias, agudizar la mirada emocional, nutrirse hasta las venas de las situaciones que a los demás nos resultan nimias y sosas. Ellos y ellas son los hedonistas de la existencia. Y este hedonismo llevado con consciencia a las cosas rutinarias puede reportarte más disfrute y bienestar en tu vida.
¡MAMÁ, QUIERO SER ARTISTA!
Y la magnífica noticia que hoy vengo a traerte es que esta capacidad se entrena. Esto significa que tú también puedes transformar cada una de tus vivencias en mini o grandes obras de arte.
No creo en eso de que para SER artista haya que NACER artista. Para nada. Esta habilidad se encuentra accesible a todos los seres humanos desde siempre. Por eso, si quieres acceder a este poderoso talento y así poder sacarle más partido a tus experiencias diarias para, en definitiva, disfrutar más de la vida, te pueden inspirar las siguientes sugerencias:
1. Haz de turista en tu propia ciudad.
Te habrás dado cuenta que cuando viajamos a un sitio nuevo, lo observamos todo con mayor detenimiento, curiosidad y sorpresa. Cuando somos turistas, vamos paseando por las calles mirando en todas direcciones, no vaya a ser que se nos escape algún detalle, algún rincón, algún sitio bello digno de ser fotografiado. Y eso es ver arte donde los lugareños no ven más que paisajes rutinarios. Así, te aconsejo que te des un paseo por las calles de tu pueblo o ciudad con ojos nuevos, con ojos de turista. Te sugiero que mires todo como si fuese la primera vez que lo ves, buscando rincones nuevos, barrios por lo que nunca pasas habitualmente. Déjate sorprender por tu ciudad y verás cómo cambia el grado de disfrute personal.
2. Siéntate en un banco y juega a mirar a la gente.
Sí, eso es. Dedica un ratito de vez en cuando a sentarte en un banco de una plaza o avenida y ponte a mirar a la gente que pasa. Nada más. Fíjate en sus cuerpos al caminar, en su ropa, en sus gestos…Disfruta viendo pasar a grupos de amigos, parejas, a las personas en movimiento, yendo y viniendo. No juzgues ni compares. No esperes nada. Trata simplemente de nutrirte de lo que ves, de jugar a ser observador por un momento. Ya verás como a nivel emocional también sientes una repercusión positiva, pues observando los comportamientos de otros seres humanos, anónimos, sin ninguna creencia previa, estarás desarrollando más capacidad para ver lo que otros no ven (los detalles de la experiencia presente que se nos escapan muchas veces) y te sorprenderás siendo más empático y comprensivo con los demás. No lo dudes.
3. Ve por primera vez (o lo que yo llamo «sé amante en vez de marido/esposa»).
Ver con ojos de amante es de los mejores regalos que puedes hacerte si quieres vivir un día a día con más felicidad e ilusión. Un amante no se fija en lo que falta sino en lo que tiene. Un amante celebra cada sonrisa en vez de analizar cada mal gesto. Un amante no cuenta las arrugas sino que besa cada lunar. Un amante no mira sino admira la compañía que tiene delante. Es por eso que adiestrarse en ver con ojos de amante significa llevar tu atención a tu pareja, hijo, compañero, vecino, mascota, amigo, jefe, hermano… como si fuese la primera vez que le ves. Fíjate en lo que te gusta de esa persona. Céntrate en lo que tiene de amoroso, de buen gusto, de atractivo, de cálido, de suave, de gracioso…y disfrútalo 100%, porque éso que hace esa persona que te gusta, esa mirada, ese movimiento, ese encuentro presente es único e irrepetible. Agradécelo y degústalo como un poeta. No hace falta decir que el otro, la persona que recibe tu admiración de amante, estará tan encantado/a de recirbir eso, que su buena energía te vendrá de vuelta, aún más cargada de amor si cabe.
4. Celebra con los Sentidos
Pocas cosas hay tan accesibles a todos y tan capaces de gozar de la experiencia como los sentidos. Hemos hablado ya de la vista, de ver tu ciudad, la gente, tus relaciones con «otros ojos». Pero en los sentidos también entra el tacto, el gusto, el oido, el olfato…
Mi sugerencia es que si realmente quieres ser artista de tu experiencia para aprender a disfrutar más de la vida has de comenzar por usar esos sentidos conscientemente. Cuando comas, come, no engullas: céntrate en el sabor de cada alimento, en la textura, en tu saliva, en cada mordisco, en el recorrido que hace hacia tu estómago…Convierte cada cena en una celebración silenciosa. También, cuando salgas a la calle, por ejemplo, trata de tomar consciencia de los sonidos que hay alrededor, aprendiendo a diferenciarlos unos de otros… y de los olores que te llegan a través del aire, de los otros seres humanos con los que te encuentras… Sin etiquetar, sin juzgar, sólo por el simple placer de abrirte a la experiencia, de ampliar tu capacidad de sentir y ver con los sentidos. Y por último, también, cuando toques hazlo con curiosidad y detenimiento: conduce y toma consciencia de tus manos en el volante, trata de sentir el roce de la ropa en tu piel cuando caminas, prepara la comida sintiendo con profundidad la textura y temperatura de cada alimento…
En definitiva, ser artista es poner vida, espíritu, corazón, emoción en lo que uno hace y ve, en lo que uno se encuentra a diario…ser capaz de sacar las pepitas de oro de lo que aparentemente está muerto.
…
¿Te ha gustado este post?
Si te he ayudado, ahora puedes ayudarme tú a mi siguiéndome en algunas de las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, Youtube, Pinterest) o recomendando este blog a tus amigos.
¡Coméntalo! ¡Compártelo! ¡Suscríbete!
Si te ha gustado este post, puede que te interese leer:
¿Con qué gafas ves la realidad?
UN CUENTO INSPIRADOR ¿Dificultad u Oportunidad?
Cómo Reciclar la Basura Emocional
La misión de Pilar Corcuera es difundir herramientas de conciencia corporal, mental y emocional. A través de sus artículos semanales y sus sesiones de trabajo corporal garantiza que sentirse bien y ser feliz es posible.Puedes leer su historia aquí |