– ¿Qué es la luna, papá?
– Un regalo, hija.
(Mi prima Gabriela, de 6 años, a mi tío, en una noche de verano)
Regalos. Estamos llenos de regalos. A veces nos cuesta darnos cuenta de lo abundante y generoso que es el Universo, la Vida, Dios… con todos nosotros.
¿Te has fijado en la cantidad de cosas que puedes agradecer cada día? Y no es teoría. No. No son sólo palabras bellas. No pretendo hacer poesía y quedarme con la conciencia tranquila; no. Ya sé que habrás oído en un montón de ocasiones que hay que ser agradecido y todo eso. Pero es que es verdad. Pero no se trata de agradecer con la mente, obligándote o forzándote a ser «bueno». Para nada. Se trata de agradecer con el corazón. Y para que esto ocurra, el corazón tiene que estar abierto, preparado, afinado para sentir.
Cuando nacemos, nuestros corazones están totalmente abiertos, desplegados, sin corazas, sin miedos. De niños, no nos da miedo dar y recibir con total confianza. No nos da miedo sentir lo que haya que sentir. Nos mostramos auténticos y frescos. Luego llega un momento en el que vamos poco a poco perdiendo nuestra capacidad de sentir, olvidando o bloqueando nuestra naturaleza para emocionarnos, cerrándola a cal y canto en nuestro interior. Que no se vea. Que los demás no sepan cómo soy yo realmente. Que no conozcan que soy un ser sensible y vulnerable también, no vaya a ser que me hagan daño y se aprovechen de mí. A medida que vamos creciendo tenemos más y más miedo.
Y lo más triste es que cuando vamos viviendo nuestra etapa adulta, en vez de mirar la hierba miramos el reloj. En vez de jugar con una mariposa, sacamos el insecticida para que los bichos dejen de molestarnos. En vez de emocionarnos con el presente, disfrutando de lo que tenemos aquí y ahora, como lo haría un niño y como lo saben hacer también los animales, los mayores miramos el calendario tratando de programar el mejor momento para disfrutar y ser feliz realmente. Y ese momento siempre es en el futuro, o eso creemos. Nunca llega. Nunca llegará.
Publiqué hace unas semanas esta escena de la película «Las Verdes Praderas» en mi cuenta y página de facebook (ya sabes que me puedes seguir por ahí con más frecuencia, a través de mi cuenta de Pilar Corcuera Botana y la página de El Árbol Despierto) que transmite muy bien lo que estoy tratando de compartir hoy contigo.
Y así seguimos viviendo, posponiendo los asuntos importantes del corazón, dejando para mañana (un mañana que no existe) la toma de esa decisión que sabes que tu espíritu te está pidiendo a gritos desde hace años, o simplemente tapándonos los sentidos hacia lo que tenemos aquí y ahora, en este preciso instante.
Caminamos como ciegos, dormidos, insensibilizados, inconscientes hacia lo que es en realidad la Vida: un camino de crecimiento, de sorpresas, obstáculos, paisajes diferentes, climas distintos….pero sobre todo es eso, un CAMINO, no es un DESTINO.
La vida no consiste en apagar fuegos diariamente, resolver problemas constantemente y hacer cruces en un calendario para cuando llegue en el futuro lo que realmente deseo. La vida no es ocuparse 24 horas de tareas, relaciones y trabajos que no te llenan realmente, sacrificándote ahora durante años para poder recibir un futuro premio o regalo. El regalo no va a llegar nunca. El regalo es ahora. El regalo es hoy. El regalo eres tú estando vivo y con multitud de capacidades. La vida es ya. No estás viviendo en un ensayo general para la obra real del mañana. No. Ya comenzó la obra de tu vida, aunque a lo mejor no te habías enterado hasta ahora.
Muchas veces la gente se percata de que «ésto iba en serio» cuando se jubila, se hace más mayor y se da cuenta de que le queda poco tiempo para disfrutar. ¿Qué he hecho yo durante todos estos años? ¿He vivido realmente?. También puede pasar que un acontecimiento doloroso, como un fuerte accidente o una muerte de un ser muy querido, sea la apertura de consciencia que necesitábamos para espabilar y comenzar a vivir la vida que uno realmente quiere y no la que los demás han preparado para ti.
Yo tengo la suerte de tener amigos octogenarios, jeje, con los que disfruto y me lo paso bomba. Y también he compartido ratos muy profundos y inspiradores con mi tio José que cumplirá 97 años en noviembre. Todos ellos me enseñan y me recuerdan a diario que la vida es un regalo de verdad y que hay que disfrutar. Me entornan los ojos hacia la infinitud de cosas valiosas que recibo todos los días y que agradezco (*Diario de Agradecimientos: una libretita en la mesita de noche o que te puedas llevar contigo cuando viajas por ahí, y cada día escribe tus agradecimientos). Y todos ellos me animan a que disfrute, a que no pierda el tiempo viviendo en grises si se puede vivir en el color que yo elija.
Junto con ellos, la muerte de mi abuela, mi «abueli», supuso hace casi dos años un antes y un después en mi consciencia sobre estos asuntos. Me di cuenta, realmente, de que nacemos, vivimos y nos vamos. Y como no sabemos exactamente a dónde nos vamos, lo que realmente podemos decidir es cómo vivimos y cómo vamos a aprovechar los días que estamos aquí. Yo decido vivir con los ojos bien abiertos, despierta, porque no quiero perderme las cosas, paisajes, personas y acontecimientos bellos y retantes que Dios me envía todos los días.
«La Bolsita de Caramelos»Mi amigo Emilio, «octogenario juvenil» como yo le llamo, me contó un día que para él la vida funciona así: cuando nacemos a cada uno de nosotros se nos da una bolsita llena de caramelos. Los caramelos son los días que vamos a estar aquí de paso. 😉 Al principio, cuando somos niños y adolescentes, nuestra bolsita está tan repleta de caramelos, que sin pensar nos comemos uno tras otro, los engullimos casi sin respirar. Luego, ya de mayores, vamos viendo que la bolsita se está vaciando y que nos quedan sólo unos cuantos caramelos. Es ahí en ese momento cuando comenzamos a saborear con plena consciencia cada caramelo de nuestra bolsita como si fuese el último, sin prisa, con gratitud y alegría. |
Te doy la enhorabuena porque hoy, ahora, ya sabes que esto que estás haciendo es vivir, y es un regalo. Y te animo a que lo disfrutes con intensidad, a que observes cómo estás votando con tu tiempo, energía y dinero en tu día a día en esas cosas que te hacen feliz. Y si te das cuenta de que esos votos te están llevando por un camino que no es el que va contigo, cámbialo, toma la decisión ahora, hazte responsable, decide un nuevo camino, más ecológico y congruente con lo que realmente eres tú. Degusta, saborea, emociónate con cada caramelo de tu bolsita puesto que así, cuando ya no nos queden mas que unos pocos, al menos podremos decirle a la vida: ¡Que me quiten lo bailao! 🙂
…
¿Te ha gustado este post?
Si te he ayudado, ahora puedes ayudarme tú a mi siguiéndome en algunas de las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, Youtube, Pinterest) o recomendando este blog a tus amigos.
¡Coméntalo! ¡Compártelo! ¡Suscríbete!
La misión de Pilar Corcuera es difundir herramientas de conciencia corporal, mental y emocional. A través de sus artículos semanales y sus sesiones de trabajo corporal garantiza que sentirse bien y ser feliz es posible.Puedes leer su historia aquí |
…
Si te ha gustado el post de esta semana, quizá también te puede interesar leer:
– https://www.elarboldespierto.com/como-y-por-que-salir-del-armario-emocional/
– https://www.elarboldespierto.com/030515-lo-que-de-verdad-importa/
– https://www.elarboldespierto.com/090415-sobre-la-responsabilidad-y-la-gratitud/