Ilustración de Gabriel Pacheco
Para mí la ansiedad es un estado de lucha, de no paz. Al principio puede que se manifieste como una sensación negativa (en el cuerpo), luego ésta puede ir aumentando en relación a cuánto la ignoro, la escondo o lucho contra ella.
A más me resisto a tener ansiedad, más grande se hace.
Resistirse, luchar contra ella son fórmulas que adopta nuestra mente para no sentir dolor o incomodidad, para no salir de la zona de confort. La mente quiere quedarse como está. A la mente le encanta lo conocido, quiere estar cómoda, quiere estar segura.
Pero la ansiedad nos anuncia algo.
La ansiedad nos anuncia un cambio necesario, externo o interno, notable para los demás o casi imperceptible, pero lo que está claro es que nos está dando una llamada de atención. ¡Presta atención a algún área de tu vida, vamos! ¡Estás desatendiéndote aquí o allá! La ansiedad nos dice: ¡Despierta! ¡Despierta a tu presente!
La ansiedad es como un niño pequeño
que quiere atención inmediata por algo importante, no por un capricho tonto. Si lo ignoras, llorará más, pataleará más, su berrinche será mayor…hasta que realmente estés dispuesto a sentarte con él y a atenderle como se merece, sin prisa, sin mirar el reloj.
La ansiedad comenzará mandándote señales a través del cuerpo. Al principio serán señales sutiles (un mareo, un pinchazo en la cabeza…). Si las ignoras o dices “ya luego lo atenderé, ahora no tengo tiempo para esto”, la ansiedad te enviará una voz de alarma más seria hasta que tu salud se vea afectada y te imposibilite seguir desarrollando tus tareas diarias de forma satisfactoria. Lo peor que le puedes contestar a la ansiedad es: “ahora no tengo tiempo para ti, el próximo fin de semana quizá te hago caso”, ya que justamente el mensaje que te está dando es: ¡Atiéndeme ahora, ya! ¡Deja todas esas cosas tan urgentes que crees que tienes que hacer y hazme un poco de caso, hazTE un poco de caso! ¡Hay algo que necesita de tu atención ahora en tu vida! ¡No me importa el futuro, vente conmigo al presente ya, es ahora donde puedes hacer los cambios pertinentes!
Bendita ansiedad.
Bendito mensaje que nos manda Dios o el Universo a través de ella para abrir los ojos ante áreas de nuestra vida que no nos están aportando felicidad o satisfacción. Tratándola de esta forma, la ansiedad se puede convertir en una llamada a despertar, en una voz que nos invita a tomar consciencia de nuestra vida, de uno mismo y de lo que realmente podemos comenzar a cambiar o mejorar para sentir un mayor bienestar.
A veces, la ansiedad nos enseña a conectar con las partes más débiles de nosotros que a la vez son las más humanas, pero nos empeñamos en esconderlas. La ansiedad nos invita a soltar el perfeccionismo, la ambición y las expectativas, que no son más que proyecciones futuras esperando que lo que viene sea exactamente como lo deseamos. La ansiedad nos despierta de la “novela pasada y futura” que nos cuenta la mente y nos empuja a venir al presente, donde único la vida tiene lugar.
La ansiedad nos ayuda a vivir emociones profundas
que en la sociedad de la eficacia, el consumo y la rapidez tienen mala fama pero que sin lugar a dudas son las bases de la felicidad. Emociones como la humildad que no es más que aceptar “este soy yo, y así me siento ahora, y lo celebro”. Y una vez que acepto lo que hay, y no me preocupo por lo que está por venir, aparece la paz mental y física. Cuando la ansiedad nos visita podemos soltar el modo “control” y sumergirnos en las sensaciones corporales que ella nos trae con curiosidad, aceptación y consciencia. La mayoría de las veces tan solo una bocanada de aire consciente y unas palabras de cariño hacia uno mismo pronunciadas interiormente son suficiente para que la ansiedad cese, agradeciéndonos la atención prestada…
La ansiedad es una invitación a “no hacer”,
a parar, a vivir lento, a pensar en pequeño, a observar a través de los sentidos los pequeños detalles que nos brinda el día a día y a celebrar los pequeños logros: regar las plantas de mi casa, hacerme un buen desayuno, poner una balda, respirar…
En definitiva, la ansiedad es una llamada a vivir con los ojos más abiertos en cuanto a lo que ya está aquí, en el presente, sin tener que ir a ningún otro lugar.
Celébremoslo como es debido; dando gracias por poder Ser, por estar vivo aquí y ahora, en este instante.
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La misión de Pilar Corcuera es difundir herramientas de conciencia corporal, mental y emocional. A través de sus artículos semanales y sus sesiones de trabajo corporal garantiza que sentirse bien y ser feliz es posible.Puedes leer su historia aquí |