Un fotograma de la taquillera película ‘Tiburón’ de Steven Spielberg.
Cómo Seguir Siendo el Spielberg de tu Vida
(y no morir atacado por el tiburón)
Todos y todas tenemos un gran Spielberg en nuestro interior. Desde que somos pequeños, estamos entrenados para ser grandes directores, pues imaginamos constantemente historias en nuestra cabeza.
Al principio, de niños, procuramos (inconscientemente) que casi siempre acaben con final feliz: con boda, con príncipe, con la derrota de los malos, con la reconciliación, con el héroe sentado muy satisfecho sobre su caballo…«y fueron felices y comieron perdices».
Pero a medida que vamos creciendo…, uff, esos cuentos inocentes de color rosa pasan a convertirse en telenovelas mentales con final trágico.
Nos hacemos unos especialistas en llevar la novela negra a la gran pantalla de nuestra mente. Y ahí puede ocurrir de todo: catástrofes naturales, accidentes, caídas peligrosas, asesinatos, separaciones, enfermedades, desencuentros, peleas, muertes…
¿Y qué es lo peor de todo esto? Pues que nos vamos creyendo nuestra película a pies juntillas, como si fuese de verdad, y para colmo, ¿a qué no sabes a quién solemos poner de protagonistas de la catástrofe? ¡A uno mismo!
Y claro, muchos vivimos con el miedo en el cuerpo a cada instante. Que si tengo que dar una charla y me imagino que me da un infarto ahí mismo en medio del escenario nada más salir….Que si mi novia lleva media hora sin responderme al whatsapp y ya tendría que haber salido del curso, y yo aquí esperando, y con lo guapa que se puso hoy para ir a clase con toda seguridad que le ha echado el ojo a otro, y ahora se estarán besando con fervor y yo aquí más solo que la una…Que si mañana mi jefe me ha citado en su despacho y en mi mente ya aparece él gritándome, riñéndome y despidiéndome de la empresa, después de tantos años…con lo que yo he amado ese trabajo, con la familia que tengo que sacar adelante, pero como se atreve a echarme el cabrón… y ahora me tendré que buscar otro curro, y con mi edad a dónde voy, y cuando se lo cuente a mi mujer verás cómo se pone, y…..
Somos tan profesionales en crear nuestras novelas mentales, que lo hacemos con pelos y señales, incluyendo vestuarios reales, la mejor cámara del mercado para que retrate hasta el más mínimo detalle, sonido envolvente dolby surround y mucha pero que mucha interpretación…Vamos, que nos metemos tanto en el papel que nos lo acabamos creyendo del todo y ya no hay vuelta a atrás. Sacamos un episodio tras otro….y sin salir de casa. ¡Qué te parece?.
¡Lo que se está perdiendo Hollywood contigo! Ten por seguro que si conociesen tu enorme potencial creando películas, cualquier director con renombre se quedaría como un don nadie.
Pero el que paga las consecuencias de tu desbordante creatividad mental para elucubrar finales amargos eres tú mismo, que no te quepa la menor duda.
Si constantemente estás esperando lo peor o creyendo que cada decisión que tomas en la vida va a tener un desenlace infortunado (aunque lo hagas inconscientemente), eso estará afectando a los 3 niveles más importantes de tu vida: mental, emocional y físico. Y, por lo tanto, a la manera en la que te relacionas con los demás.
También, cuantos más programas mentales trágicos incorporas en tu «disco duro», más te crees esas historias y más actúas en consecuencia: desde el miedo y con un afán de protegerte en cada momento «por lo que pueda pasar», «por lo que está por venir». Y créeme. Es muy diferente caminar por la vida con ansiedad y desasosiego (yéndote a la cama y soltando un suspiro que viene a decir «uffff…sobreviví un día más…y a ver mañana qué me espera…») que hacerlo con confianza y tranquilidad en el cuerpo, sabiendo que afortunadamente las circunstancias vitales casi siempre tiene finales más felices que las fábulas de tu cabeza.
Fíjate en la imagen que acompaña este post. ¿Hay tiburón? No. ¿Hay sangre? No. Y sin embargo, no hace falta que veamos al animal para sentir que está ahí y que en un instante va a darle un buen y mortal mordisco a la chica. Eso es lo que consigue Spielberg y otros grandes directores en sus películas de terror: que nos imaginemos lo malo que está por llegar, cuando aparentemente no hay nada directo que nos indique dicho final trágico.
Mi madre me contó esta mañana que en un programa de radio hablaron sobre el rodaje de esta famosa película de Steven Spielberg, «Tiburón». Al parecer, el muñeco que usó el director imitando al animal para rodar la película, se oxidaba y estropeaba por la humedad cada dos por tres. Así, decidió grabar sólo un par de escenas en total donde apareciese realmente el tiburón. Vamos, que el terror viene dado por el resto de los elementos (escenas de cuerpos bañándose en el mar rodadas desde abajo, los gestos de los protagonistas, revistas, fotos, noticias, etc…alrededor de la figura del tiburón, y por supuesto, la magistral banda sonora), pero del tiburón en sí mismo ni rastro, jeje. Te recomiendo que veas aquí el trailer de la peli (3 min.) y ahora sigues leyendo.
¿Has visto el tiburón? No. Sin embargo, te habrás dado cuenta de que lo que dice la voz en off del trailer es muy parecido a la voz interior que muchos tenemos en nuestra mente. Si te metes realmente en la historia, en 3 min. que dura el trailer puedes acabar con una sensación de miedo a bañarte en esa playa y miedo a un tiburón que no existe…
¡Porque el miedo es, nada más y nada menos, que un tiburón de cartón!
Eso sí. Un tiburón de cartón muy bien hecho. No lo dudo. Con fauces muy conseguidas y expresión escalofriante. Está muy conseguido. Y claro que da miedo. Pero si acercas el dedo y le das un golpecito hacia atrás, automáticamente se cae. Acuérdate que es de cartón. 😉
3 IDEAS PRÁCTICAS (Para no morir de miedo antes de llegar a Hollywood)
Así que la próxima vez que pilles al Spielberg de tu mente creando la película más terrorífica de tu vida:
1. Puedes decirle: «Ey, colega Spielberg, cuánto te lo curras, valoro tu trabajo y tu imaginación. Pero hoy no estoy yo para ver pelis. Quizá el fin de semana, y con palomitas».
2. Puedes imaginarte que tienes un mando a distancia: prueba a bajarle el volumen a tu peli o a ponerla en silencio en tu cabeza, a suavizarle el color a la escena, a ralentizar los movimientos de los personajes que intervienen en la historia de tu cabeza… (Es un herramienta muy potente de PNL que te permite disociarte de la imagen que estás «viendo» como si fuese real, cuando en realidad no lo es).
3. Y justo cuando el tiburón se esté acercando con la intención de acabar con tu vida, levanta un dedito y empújale, recordando que es de cartón.
…
¿Te ha gustado este post?
Si te he ayudado, ahora puedes ayudarme tú a mi siguiéndome en algunas de las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, Youtube, Pinterest) o recomendando este blog a tus amigos.
¡Coméntalo! ¡Compártelo! ¡Suscríbete!
La misión de Pilar Corcuera es difundir herramientas de conciencia corporal, mental y emocional. A través de sus artículos semanales y sus sesiones de trabajo corporal garantiza que sentirse bien y ser feliz es posible.Puedes leer su historia aquí |