Pieza de Cerámica Kintsugi o Kintsukuroi
Cómo Convertirte en Ceramista de tu Existencia
Reconociendo tu papel de ceramista.
Quizá cuando comenzamos a hacer una actividad por primera vez, y más aún si ésta tiene que ver con algo manual o artístico, tendemos a querer ejecutarla a la perfección. Y si no nos sale bien, si se nos rompe o ensucia a mitad de camino, la tiramos a la basura o la escondemos en un armario (lee aquí sobre el armario emocional 🙂 ) para que nadie la vea.
Así también hacemos con las experiencias vitales que tenemos. Las que son buenas y nos sitúan a nosotros en un rol de éxito y logro, las exhibimos orgullosos; con ellas decoramos nuestro balcón, las paredes y las estanterías de la casa para que todo el mundo las vea. Sin embargo, las vivencias más chungas, las que nos han hecho tocar fondo, con las que sentimos que se nos ha roto algo dentro, muy dentro de nosotros, las escondemos, disimulamos, evadimos….Sentimos que no son dignas de mirar y mucho menos de exhibirlas por ahí.
En vez de logros, las llamamos basura.
Pero eso no quita que tú, yo y todos los demás nos sigamos dedicando al arte de la cerámica diariamente y para siempre, con cada experiencia que vivimos.
Desempolvando el taller de cerámica.
Aunque lleves mucho tiempo sin entrar a tu taller, porque te da pereza o porque te da miedo (¡A saber lo que nos podemos encontrar ahí! ¡Reliquias o Basura de otros tiempos! ¿Y si no me gusta lo que encuentro?), ha llegado el momento de meter la llave en la cerradura y empujar la puerta.
‘Old Green Door’
painting by artist Justin Clements
Es domingo por la mañana. Los niños estarán fuera todo el día y has desconectado tu teléfono. Con los guantes de faena puestos y escoba en mano, entras a tu taller de cerámica.
Posiblemente, al principio no distingas nada, pues hay demasiadas telarañas y polvo en la penumbra de ese espacio tuyo que lleva cerrado tanto tiempo. Pero cuando permanezcas ahí unos minutos, tus ojos comenzarán a reconocer ciertas piezas que realizaste hace tiempo. Algunas obras estarán perfectamente conservadas y los ojos de la experiencia y de la lejanía te permitirán admirarlas por primera vez: ¡Por qué no habré sacado esta pieza del taller antes! ¡Recuerdo que no me gustó nada cuando la terminé y ahora sin embargo la veo tan bonita!. Otras piezas de cerámica estarán al fondo de la sala, metidas en cajas o envueltas en papel de burbuja, y de repente sientes que ¡hay tanto por hacer!, así que decides a partir de ahora dedicarle un tiempo, cada domingo, a la limpieza y organización de tu taller. Pero de repente, entre todo ese desorden, distingues las obras de la «sección oscura» (así o de alguna otra manera parecida etiquetaste hace años al estante donde descansan las piezas cuyo acabado no te gustó y te creó malestar).
Como has desayunado bien y te sientes fuerte y enérgico, hoy decides acercarte a esa sección. Sin pensarlo dos veces, vas acariciando con tus manos el contenido de las diferentes cajas que allí reposan. Y entonces recuerdas por qué almacenaste ésas específicamente allí, lejos de la vista del mundo. No son cerámicas completas, no. Todas ellas están rotas y, aunque guardas los pedacitos, sus desperfectos no les permiten cumplir con su función. ¿Quién va a querer cerámicas así?.
Aprendiendo Kintsugi.
Con esa pregunta agitándose en tu mente, sales del taller y entras en internet. Tus dedos teclean sólo dos palabras en google: cerámica rota. Y recibes como respuesta una sola palabra: «KINTSUGI«.
Atendiendo a su definición: «es el arte japonés de arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro , plata o platino. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.»
¿Así que las roturas en realidad pueden ser cualidades bellas?
Así es, algunos ceramistas incluso «… llegaron al punto de ser acusados de romper cerámica para luego poderla reparar con dicho método, sobre la base de que la complejidad de la reparación transforma estéticamente la pieza reparada, dándole así un nuevo valor. De esa manera se da el caso de que antiguas piezas reparadas mediante este método sean más valoradas que piezas que nunca se rompieron.»
Estos son algunos ejemplos de piezas reparadas con la técnica Kintsugi o Kintsukuroi:
Y aquí puedes ver más ejemplos.
Con el corazón bombeando bien alto y tu espíritu convertido en niño juguetón e ilusionado, vuelves al taller dispuesto a trabajar con esta técnica. Arreglarás y embellecerás por tanto cada una de las piezas rotas que tan poco valor tenían años atrás. Cada domingo regresarás al taller con ganas, preparado ya para exhibir sin miedo tu cerámica rota, tu cerámica bella.
Convirtiéndote en Ceramista de tu Existencia.
Ahora comprendes bien que las experiencias dolorosas o tristes son oportunidades maravillosas que te envía el Universo/Dios/la Fuente… para convertirte en un ser más sabio, más refinado, más experimentado.
Cada grieta en tu corazón y cada defecto en el carácter pueden ser motivo de celebración. Celebra que te mueves y estás vivo (si no te mueves, mueres), que eres frágil en ocasiones y que esa fragilidad te convierte en una persona más tierna y humilde, capaz de entender que para crecer hay que caer y capaz de hermanarte con los otros hombres, que estamos hechos de arcilla como tú.
A la vez eres ceramista y obra de tu existencia.
Por eso, que no te asusten las roturas, pues siempre puedes coger tus trocitos y ensamblarlos con pasta de oro, plata u otro metal precioso (como son la paciencia, el amor, la alegría y el deseo de mejorar) creando una pieza completamente nueva, con el mismo corazón pero con un valor añadido y único, maestro en enmendar lo roto y en usar los malos tragos de la vida para progresar. Eso se llama resiliencia y de éso saben bien los ceramistas japoneses del kintsugi. Ahora te toca a ti.
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La misión de Pilar Corcuera es difundir herramientas de conciencia corporal, mental y emocional. A través de sus artículos semanales y sus sesiones de trabajo corporal garantiza que sentirse bien y ser feliz es posible.Puedes leer su historia aquí |