27/12/14
«The Flute Player”, by Marc Chagall
Como la felicidad está muy relacionada con poder disfrutar de una buena salud física, en los dos posts anteriores («¿Cómo me puedo sanar?: El origen del dolor» y «La Memoria del Cuerpo«) quise compartir lo que yo creo que son dos pilares fundamentales para avanzar en la conciencia de nuestro propio cuerpo. Por un lado, si quieres sanarte es importante que comprendas que el dolor o la enfermedad son un reflejo visible de lo que está sucediendo en tu mundo invisible: en el campo de tus pensamientos. Así, observando éstos y siendo más exigente con la información que entra por tus sentidos, podrás mejorar también a nivel físico.
No obstante, nuestro cuerpo es maleable desde que nacemos, así que no basta con cuidar un día o dos de nuestro mundo interior para rejuvenecer de la noche a la mañana. En absoluto. Como una planta cuyos síntomas se perciben en las hojas pero cuya causa se encuentra en las raíces, así debemos cuidar nuestros pensamientos base y «vigilar» nuestras creencias limitantes acerca del mundo (sobre todo las que se adherieron desde niños, sin darnos cuenta, y siguen condicionando nuestra manera de vernos a nosotros mismos y a los demás). Riega las raíces de tus pensamientos con agua de calidad cada día y con paciencia conseguirás un fruto saludable.
Pero para curarte o sentirte más enérgico, también es imprescindible tener en cuenta lo siguiente: si únicamente tu motivación estriba en observar tus pensamientos para cambiarlos, cuidar tu alimentación para sanarte y leer acerca de muchas herramientas para poderte curar, tu inconsciente está recibiendo constantemente el mensaje de «estoy enfermo», y, por lo tanto, conseguirás el resultado contrario al espera
do. Por supuesto, es importante hacerte responsable de tu salud y de tu vida y hacer lo que esté en tu mano para mejorar física, mental, emocional y espiritualmente. Justamente, de éso va esta web, y ése es mi propósito vital. Sin embargo, es necesario soltar las amarras por momentos y, en ocasiones, desprenderte de las recetas racionales (que son el alimento preferido del ego).
El cultivo y crecimiento interior es como el cultivo y crecimiento de un árbol (cada uno de nosotros tiene posibilidad de ser un «ÁRBOL DESPIERTO»): se planta la semilla bajo la tierra, en la temporada adecuada, y se riega con la cantidad de agua conveniente. Luego se espera unos días, o incluso meses o años (según la planta) hasta que germina y crece. Finalmente, dará su fruto.
¿Qué pasaría si en vez de esperar a que germine, desenterramos la semilla cada día para asegurarnos que sigue ahí en su sitio? ¿O si la regamos constantemente hasta encharcar la tierra? Con seguridad, por tanto tocarla y obsesionarnos con ella, no crecerá o se pudrirá sin haber germinado. Con una herida sucede igual: conviene desinfectarla o limpiarla al principio, para luego esperar a que vaya cicatrizando con paciencia. Si la tocamos cada día (aunque sea con una intención buena de curarla) la herida se hará más grande y no podrá secarse nunca. Y lo mismo ocurre con un problema personal o con una enfermedad: haz lo conveniente para solucionarlo y a ratos libérate de los «tengo que» o «debería» y cambia tu foco hacia otra cosa que nada tenga que ver con el asunto que quieres arreglar. Déjalo en paz y ya volverás a atenderlo. Como Picasso, que aprendió a dominar las proporciones y las reglas pictóricas para luego soltarlas y fluir con las formas. A ratos, continúa con tus «deberes» diarios y tus rutinas pero luego atrévete a liberarte un poquito de tus creencias acerca de lo que eres, puedes y debes hacer.
Así, como último post del año 2014, te invito a que visites tu «zona loca». Ésto es, ir al otro lado del péndulo, hacer «lo que no suele ser propio de ti», transgredir los límites de tu personalidad (que hasta ahora te han dicho que es algo «estático» y que «no se puede cambiar», pero sin embargo es todo lo contrario) y «hacer como sí» no tuvieses ese dolor, «como si» estuvieses sano, «como si» supieses bailar, «hacer y hablar como si» fueses un niño…(que aún lo eres, seguro). Fue William James quien inventó el juego de «actuar como si…», tan usado en el coaching y la PNL para lograr algo o tener una cualidad determinada, ya que produce efectos estimulantes en el comportamiento humano. Por lo tanto:
«Es que yo no sé» – ¿Qué harías si supieses?
«Es que yo no me ducho por la mañana» – ¿Qué pasaría si lo hicieses?
«Es que yo no soy buen cocinero» – ¿Cómo cocinarías si lo fueses?
«Es que soy muy insegura» – ¿Qué harías o dirías si fueses segura?
«Es que estoy enfermo» – ¿Qué harías si estuvieses sano?
«Es que llevo años sin bailar» – ¿Qué pasaría si lo hicieses?
«Es que ya tengo 60 años» – ¿Cómo actuarías si tuvieses 40 años, 20 años, 5 años, 1 año?
«Es que yo nunca he cenado en ese restaurante» – ¿Qué pasaría si hoy lo hicieses?
«Eso es muy díficil» – ¿Y si fuese fácil? ¿Cómo lo harías? ¿Por dónde empezarías?
«No puedo» – ¿Y si pudieses?
FELIZ FIN DE AÑO 2014
…
Estas Navidades…
¡REGALA BIENESTAR!
Regala un Bono de sesiones de
YOGA y CONSCIENCIA CORPORAL 2015
para un ser querido.
El Árbol Despierto
* Válido hasta el 31 de enero 2015 en Los Arroyos (El Escorial)
YOGA y CONCIENCIA CORPORAL
«Desarrolla la sensación de unidad habitando tu casa: tu propio cuerpo»
EN MI ESPACIO (Individual o parejas)
- A DOMICILIO (en Los Arroyos, Madrid)
